Salve Reina y Madre.
Bendita es la Virgen María, quien puede recompensarte dignamente si realizamos las alabanzas y gracias por haber rescatado un mundo caído, gracias a su generoso consentimiento.
Salve reina y madre es para que reciba nuestra gratitud, y con estas oraciones obtengamos el perdón de nuestros pecados, para que lleve nuestras oraciones al santuario del cielo y permita de esta manera hacer las paces con Dios.
Santa María, es quien ayuda a los miserables, fortalece a los desanimados, consuela a los que están tristes, reza por tu gente, aboga por el clero e intercede por todas las mujeres consagradas a Dios.

Salve Reina y Madre.
Índice de contenidos
¿Por qué una oración de salve reina y madre?
Que todos la que la veneren sientan ahora su ayuda y protección, por lo que debemos prepararnos para ayudarnos nosotros mismos cuando oremos y regresen las respuestas a nuestras oraciones.
Convirtámonos nuestra constante preocupación por orar por el pueblo de Dios, porque fuimos bendecidos por Dios y fuimos hechos dignos de soportar al Redentor del mundo, que vive y reina por siempre.
Recordemos, que gracias a nuestra reina y madre, el inefable poder que su Hijo divino le ha dado sobre su propio corazón adorable, hace que estemos llenos de confianza en sus méritos, por ello le presentamos y rogamos su protección.
Salve reina y madre es la tesorera celeste del Corazón de Jesús, el corazón que es la fuente inagotable de todas las gracias, para que sea abierto a nosotros en su buena voluntad, a fin de que de ella pueda fluir sobre la humanidad las riquezas de amor y misericordia, la luz y la salvación, que están contenidas en ella.
Es María quien nos da, por eso le rogamos, los favores que buscamos, nunca podremos, rechazados por ella, ya que es nuestra Madre, nuestra Reina y Madre, que oiga nuestras oraciones y conceda nuestras peticiones.
Elevemos una oración de salve reina y madre.
Toda alabanza y gloria pertenece a Dios, padre todopoderoso, junto a María nos has dado a su Hijo Jesús para salvarnos del pecado, es por ello que la alabamos por haber elegido a María como su madre, por enseñarle a creer en su mensaje, por ayudarla a aceptar tu santa voluntad.
Por ello debemos fortalécenos con su Espíritu para ser como María, salve Reina y Madre, para meditar su palabra en nuestros corazones, para obedecer su voluntad, para amar a su Hijo, para cantar sus alabanzas todos los días.
Rogamos a nuestro padre celestial, le alabamos a través de Jesús Cristo su Hijo en el amor de su Espíritu, por los siglos de los siglos.
Es María, quien es Madre de Jesús, así como también lo es sobre todas las criaturas en el Cielo y en la Tierra, mucho más gloriosa que los querubines, más noble que cualquiera aquí abajo, Cristo le ha entregado a su pueblo, como firme baluarte y protector, para proteger y salvar a los pecadores que vuelan a ella, por lo tanto, todos estaremos abrazando el refugio, recordando solemnemente su dulce protección y rogamos a Cristo para siempre por su misericordia.
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